¿Cuánto tiempo suele durar un tratamiento psicológico?

Ésta es una de las preguntas que más nos suelen realizar nuestros pacientes, por lo que vamos a revisar algunos de los elementos implicados, a fin de entender mejor esta variable. En concreto, la duración de un tratamiento psicoterapéutico depende de varios factores, algunos de los más relevantes son los siguientes:

Quizá uno de los más importantes es el tiempo que el problema lleve instalado en la vida del paciente ya que cuando una persona lleva sufriendo un problema muchos años es muy difícil resolver esas dificultades en unas pocas sesiones. Sucede exactamente lo mismo que con cualquier enfermedad física, si durante años no le ponemos remedio ésta se va haciendo cada vez más resistente y más grave. Por eso es tan importante actuar cuando sentimos que algo no va bien. 

Otro de los factores que determinan la duración de un tratamiento es el ritmo del paciente, un aspecto al que apenas se le concede la importancia que realmente tiene. Cada persona tiene su propio ritmo a la hora de enfrentarse a sus dificultades y un profesional siempre debe respetarlo. Muchas veces es el propio paciente quien se espolea para ir más rápido de lo que en realidad puede. Cuando esto ocurre trabajamos este aspecto haciéndole ver lo equivocado de su enfoque. Como he dicho, todos tenemos nuestro propio ritmo, en unas ocasiones es más rápido, en otras más lento y además es diferente del de otras personas. Intentar ir más rápido de lo que en realidad podemos sólo nos puede generar bloqueos, dificulta nuestro avance y nos provoca mucha frustración. Lo que ayuda en este caso es la autocomprensión, ponernos de nuestra parte y entender que nuestro ritmo en este momento, o con esa dificultad concreta, no es el que nos gustaría pero que es el que tiene que ser, que está bien así. Si nos peleemos con nosotros mismos nos estancaremos. En cambio, si nos comprendemos el proceso avanzará, al ritmo que necesitemos llevar, pero irá hacia delante y se resolverá.

El tipo de problemática que presente el paciente es otro de los factores relevantes. No es lo mismo el tratamiento de un trastorno de personalidad que el de una fobia concreta, como tampoco es lo mismo el tratamiento para un trastorno bipolar que el de una obsesión aislada.

La actitud del paciente es lo más importante pues sin una actitud de cambio y sin la capacidad de abrirse a nuevos pensamientos, comportamientos y modos de sentir difícilmente pueden lograrse resultados. De esta manera, el resultado de la terapia depende tanto del profesional como  del nivel de apertura del paciente, ambos tienen un 50% de responsabilidad en la misma.